Los católicos creemos en un matrimonio indisoluble. En un matrimonio para toda la vida.
Jesús nos dice: “El que se divorcia de su mujer, a no ser en caso de unión ilegal, y se casa con otra, comete adulterio” (Mt 19.9); También nos dice: “Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne, que el hombre no separe lo que Dios ha unido".” (Mc 10. 7-9) y "Todo el que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio; y el que se casa con una repudiada por su marido, comete adulterio." (Lc. 16.18)
Con frecuencia escuchamos hablar de “causas de divorcio” y hasta llegan a relajarse esas causas. Los judíos tenían una serie de causas que no eran agradables a Dios. Jesús dijo, refiriéndose a esas causas y a ese procedimiento “Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes” (Mt. 19.8)
Muchas veces se confunde el divorcio con la anulación del matrimonio. Como en el derecho común, la anulación es simplemente el reconocimiento de que un acto nunca se llevo a cabo, por falta de algún elemento constitutivo. Lo mismo pasa en la iglesia católica. A veces, en algunos casos, llega a determinarse que el matrimonio no llego a concretarse por falta de algún elemento constitutivo. Es muy diferente al divorcio, que es la disolución de un matrimonio constituido legal y legítimamente. Los católicos no creemos en el divorcio.
El matrimonio es algo muy serio. Debe reflexionarse mucho antes de hacerlo. Es indisoluble por voluntad de Dios. Por eso los católicos creemos en un matrimonio indisoluble, para toda la vida…
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